La palabra Psicomotricidad engloba dos elementos muy importantes en la persona, los psíquicos y los motrices. Su objetivo principal es el desarrollo de la globalidad del niño. Las actividades que se realizan permiten que a partir del control y la concepción del propio cuerpo, lo que llamamos “esquema corporal”, se desarrollen nuestras capacidades mentales y socioafectivas, en un espacio y tiempo determinados.
Se distinguen dos formas de hacer psicomotricidad:
Psicomotricidad vivenciada, basada en la propia vivencia del niño, permitiendo que él decida lo que quiere hacer en cada sesión. El psicomotricista actúa como guía, aportándole seguridad y confianza.
Psicomotricidad dirigida, el psicomotricista es quien dirige la sesión, y le indica al niño qué es lo que tiene que hacer y cómo hacerlo.
Favoreceremos desde el juego, que en la sala de psicomotricidad el niño se sienta acogido y seguro para expresarse y moverse independientemente de sus dificultades, y le aportaremos habilidades y estrategias para cubrir sus necesidades.